Amigo Jorge, en este momento cuanto nos hubiera gustado poder estrecharte la mano y con un abrazo decirte lo mucho que te queremos, muchos de los que pertenecemos a un baile Religioso te hemos conocido en la parroquia; innumerables veces hemos coreado las canciones que tú con tu guitarra has interpretado, gracias amigo Jorge, no es un adiós… sólo es un hasta luego.
Jorge Oporto fue un muchacho que con su guitarra regaló a más de uno, una sonrisa. y que con su partida nos demostró que la muerte no nos roba los seres amados, al contrario nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
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